En 1947 falleció el empresario estadounidense Henry Ford.
La clave del éxito de Ford residía en su procedimiento para reducir los costos de fabricación: la producción en serie, conocida también como fordismo. Henry se inspiro en el modo de trabajo de los mataderos de Detroit, consistía en instalar una cadena de montaje a base de correas de transmisión y guías de deslizamiento que iban desplazando automáticamente el chasis del automóvil hasta los puestos en donde sucesivos grupos de operarios realizaban en él las tareas encomendadas, hasta que el coche estuviera completamente terminado. El sistema de piezas intercambiables, ensayado desde mucho antes en fábricas americanas de armas y relojes, abarataba la producción y las reparaciones por la vía de la estandarización del producto.
Pero, para ser sinceros, en realidad el no invento el sistema de montaje en serie, lo hizo la Oldsmobile. El mérito de Henry Ford fue el mejoramientos de esa linea.
Dato curioso: aunque es reconocido por ser alguien que buscaba la paz al punto de estar en contra de la Primera Guerra Mundial, con el paso de los años se su supo sobre sus pensamientos antisemitas, llegando al punto de recibir la Gran Cruz del Águila Alemana, máximo reconocimiento que la Alemania Nazi le entregaba a los extranjeros.